Los filósofos griegos
se regocijaban con los discursos durante la caminata, los filósofos vistos
desde la óptica del siglo XX se encantan con sus bibliotecas. ¡Amemos pues la
filosofía que se plasma en papel!
Habría que hacer una
reflexión sobre la relación de las imagen del filósofo que se constituye a
partir de las fotografías de estos personajes que tienen sus bastas bibliotecas
como fondos, ya que muy pasado de moda el movimiento peripatético, hoy nos
encontramos en el tiempo en que el hit de ser filósofo es mostrar las obras
escritas que pueden llevarlo a la inmortalidad pero también puede observarse a
dichas colecciones en papel como la muestra y exaltación de su acervo
intelectual. Sin perder de vista una buena pose que parece hacer más global la
imagen.
Así, pensaba un poco
que algunas de las fotografías en que los filósofos aparecen en sus
bibliotecas-estudios no son más que la muestra de que el filósofo se piensa en
un hábitat natural en que todo es armonía, no orden; un hábitat en que el
filósofo puede estar cómodo acompañado por sus regurgitaciones intelectuales de
modo tal que se muestra la imagen de un personaje meditabundo, solitario y
atento a su tarea intelectual,
acompañado no por voces sino por libros que inspiran y muestran su reflexión,
además de papel, computadoras y/o plumas, incluso, porque no un hilo que lo
enlaza con el mundo como el periódico o alguna novela, sin que tenga que
recurrir a voces y personas. Ante esto, es que se tendría la imagen del
filósofo solitario y analítico como la imagen de Emile Cioran tomada por Sophie
Bassouls en 1986, dónde se observa a un personaje concentrado en su lectura y
teniendo de fondo libros y papeles posiblemente con contenidos de su labor
reflexiva. (Véase http://laimagendelfilosofo.wordpress.com/2012/05/02/576/)
También, este fenómeno
se puede encontrar la imagen de Louis Althusser que rescata la cámara de
Jacques Pavlovsky al transcurrir el año 1978, en dónde se ve esa comodidad en
un espacio propio en que se trabaja, pero también se ve al personaje
complaciéndose con un buen tabaco -gusto muy personal-.
Asimismo, dentro de
este corte de fotografías en que los filósofos muestran su imagen al mostrar su
zona de confort se encuentra Emmanuel
Levinas fotografiado por Sergio Gaudenti
en 1993, imagen en la que el filósofo se ve entrando a una habitación en que se
encuentran libros y papeles como una muestra más de que todo amante de la
filosofía debe tener una habitación destinada a dar tratamiento a sus
preocupaciones intelectuales.(véase http://laimagendelfilosofo.wordpress.com/2012/05/02/718/). Finalmente dentro de
este rango en que se muestra a filósofos como habitantes de un espacio privado
se puede ver la fotografía de Jean-Paul Sartre de 1970 tomada por James
Andanson.
Sin embargo, podemos
ver otras poses, usos e interpretaciones en torno a las imágenes que vinculan
al filósofo con su biblioteca-estudio; pues podríamos pensar que hoy en día ser
filósofos es equiparable al término “erudito” o “intelectual”; visualizándose
así como una figura que acumula datos, idiomas y conocimientos, que lee pero
además moviliza mediante la escritura de libros, artículos, ponencias dichas
adquisiciones.
Sin embargo, creo que
igualar esos conceptos limita la imagen del filósofo, lo encasilla al lenguaje
y los textos posicionándolo ante el riesgo de un nuevo refrán: “Dime cuánto has
escrito y te diré que tan filósofo eres”. Esto me lo permito pensar desde
imágenes como la de Antoine Gallimard capturada por la fotógrafa Sophie
Bassouls en dónde se observa a un filósofo en una pose casual aunque mostrando
parte de su acervo escrito en un librero ordenado y liso, no se ve un área de
trabajo sino un lugar impecable o casi
un altar de conocimientos, en la cual su imagen de pensador se pueda resaltar
(véase Imagen)
Ahora bien, la imagen
anterior me hace pensar por otro lado que hoy en día la academia más que
propiciar la educación de filósofo a partir del cuidado del cuerpo y el
alma o como una educación “integral”
como lo proponía Platón; le exige al filósofo en formación cierta cantidad de
publicaciones al año y con ello se vivifica la idea de que ser filósofo hoy en
día podría tomarse como ser intelectual, escritor, erudito, etc; dejando de
lado la idea de que cualquiera que aspire ser filósofo no debe caer en la mera
memorización, sino que debe estar en un constante diálogo (analizar a través de
la palabra) que de por resultado fecundas problemáticas y avistamientos de
resoluciones.
Finalmente, dentro de
esta misma postura puedo observar la imagen de Derrida de 1987 toda igualmente
por Sophie Bassouls en que aparece un pensador en postura reflexiva y abrumada
aunque con clara pose a la cámara con poca naturalidad; quizás lo abrumado se
deba al peso de la habitación y los libros haciendo caer en una pose poco
cómoda. Aunque esa pose desde mi punto
de vista poco favorecedora no elimina el reconocimiento que posee Derrida como un filósofo brillante del siglo XX,
simplemente me parece que su imagen no da más datos sobre su labor como tal.
En conclusión, a partir
de estas imágenes me pregunto si el filósofo que ven hoy es un intelectual e
innato escritor o un hombre que trabaja con la pluma reflexiva acompañada por
la soledad, el cuerpo y su intelecto.
Aunque lo que creo que
nos podría ser más claro es que las exigencias del mundo han modificado no sólo
el modo en que los hombres en general actuamos, vivimos y necesitamos sino que
ha llegado a modificar las exigencias de ser incluso, filósofo. Ya que a
diferencias de la propuesta de Platón en República en que el filósofo debía ser
educado desde el cuerpo hasta en sus habilidades matemáticas y discursivas, el
siglo XX exige la presencia de un filósofo productivo -“el que no escribe, no
vende”-debemos entonces procurar las
habilidad argumentativa para dejarla por sentada en textos.
Elaborado por Marlene
Marlene no se por qué se ve en blanco sobre gris, que hace muy difícil leer lo que pusiste Tu reflexión es interesante, pues intenta entender la relación iconográfica entre la biblioteca y el filósofo en el siglo XX y cómo esta contrasta con otra imagen del filósofo, como por ejemplo la del griego. Creo que si pudiera leer con más claridad, vería mejor todo tu argumento. Aprovechas bien el recurso creado y, aunque mi impresión es que puedes profundizar en tus ideas, la entrad es buena.
ResponderEliminarSin duda se lee mejor y es muy interesante. Creo que valdría la pena ampliar tu reflexión, quizás no comparando esta imagen del filósofo con la de los peripatéticos, sino con otras imágenes que no lo coloquen en relación con los libros. Por ejemplo, los comic de filósofos con super poderes o luchadores, que son más actuales. Por otro lado, las ligas no son lo tuyo, todas están mal, no llevan a donde dicen...
ResponderEliminarOk voy a ver qué onda con lo de las ligas :D, y voy a intentar analizar lo que me comentas.
ResponderEliminar