La imagen de algo siempre es problemática; la pregunta por excelencia es que si la imagen presenta o representa realmente aquello que supuestamente muestra, o bien si la imagen media entre lo representado y lo que realmente es. La cuestión no es nada fácil, y es algo que tratamos de abordar a lo largo del curso. En la siguiente exposición quiero hablar sobre porqué en películas como: Días de Nietzsche en Turín (http://laimagendelfilosofo.wordpress.com/tag/aura-carrillo/), Dogville (http://laimagendelfilosofo.wordpress.com/tag/aura-carrillo/) y Wittgenstein (http://laimagendelfilosofo.wordpress.com/tag/gabriela-colmenares/), la imagen del filósofo no cae en los habituales clichés que se le han adjudicado, y respaldarme de algunos capítulos de la obra de Walter Benjamin –La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica -, sobre todo en cómo tiene impacto lo que aparece en el cine.
En la película que trata sobre la última estancia que tuvo Nietzsche en Turín, podemos apreciar al filósofo como alguien solitario, tanto cuando pasea por las calles de Turín como cuando piensa y escribe. Aunque aparezca con gente pareciera que no encaja con ellos. La historia está siendo contada por él, sólo que es desarrollada a través de sus escritos, ya sean libros o cartas. Algo que se aprecia en el largometraje es la firmeza que tiene al hablar. Al final de la película pasan fragmentos de videos del verdadero Nietzsche, cuando ya estaba enfermo.
En la película Dogville, no se centran en el personaje del filósofo, pero éste tiene relevancia porque es quien propicia la historia de la obra. Dogville es un pueblito que no encontraba razón para cambiar nada, era totalmente rutinario. Tom no hacía nada –según el narrador- pero él se asumía como escritor más que filósofo, el narrador y una de las habitantes del pueblo son los que lo sugieren como si fueran uno. De acuerdo con Tom, las personas de Dogville no sabían recibir y para aprender a hacerlo necesitaban un regalo: Grace fue su experimento perfecto. Si bien no podemos señalarlo como filósofo sí podemos decir que su imagen es soñadora, anhelaba reconocimiento y que el significado de sus palabras incidiera en la vida de los demás, todo ello mediante “el ejemplo”. Algunos de sus vecinos lo reconocían como un joven de buen corazón y bien intencionado, pero en realidad nunca supo cómo aplicar sus buenas intenciones; para otros era aburrido e innecesaria su insistencia en juntar a la comunidad para platicar lo que al pueblo le hacía falta; otros más simplemente querían contradecirlo. A lo largo de la película me pareció que era un pueblito buscando que alguien lo pervirtiera a pesar de que ya era bastante perverso. La parte previa al desenlace es muy interesante porque el joven filósofo, después de una charla con Grace, se siente molesto cuando ella lo desenmascaró, es decir; cuando Grace se da cuenta y le hace ver que era igual a los de su pueblo, lo cual puso en tensión sus ideales, a sí mismo y su imagen del joven preocupado por su pueblo y por darles una enseñanza. Nunca pudo notar que su error al permitir todo tipo de abusos hacia Grace, se debieron a no reconocer que cada quien es responsable por sus actos, siempre buscaba justificación y una “aparente” solución o forma de confrontación.
En la película de Wittgenstein su historia es contada por él de niño, los episodios episodios de su vida como adulto. La imagen de Wittgenstein –filósofo reconocido- se trata con seriedad y a la vez hay imágenes excéntricas (como las apariciones del marciano, por ejemplo) que a pesar de ello no parecen nunca tener indicios de burla. Por el contrario, la película retrata la vida del filósofo –quizá a veces de manera fantasiosa-, pero incluso se exalta su genio y maravilla. Se habla de él con respeto aunque con asombro, y también se le señala como una persona extraña.
Cuando el cine apareció, Benjamin nos dice que presentó dificultades a la estética tradicional, por un lado habían especialistas que lo rechazaban y por otro, unos más lo apreciaban. Werfel –citado por Benjamin- sugiere que el cine ha fracasado en el arte porque se ha dedicado a copiar llanamente el mundo exterior. Si esto es así, podemos considerar una ventaja del cine para con la imagen que ha mostrado de los filósofos, pues en tanto que muestre la realidad, no se ha dedicado ni a ensalzarla ni a menospreciarla, únicamente se ha concentrado a mostrarla en su apego a la realidad.
Lo que sucede en el cine es un montaje, y tal está compuesto por un “actor” –o como Benjamin lo llama: intérprete cinematográfico- que deja de presentarse ante público para ponerse frente a un conjunto de aparatos y especialistas en la materia. Así, una de las pruebas mayores para el “actor” será mantener su humanidad ante el conjunto de aparatos [1] porque se encontrará siempre exhibido. Al parecer, el intérprete de cine no se identifica con su personaje porque su desempeño no es unitario, es decir; siempre se encuentra junto con el sistema de aparatos, y las escenas que realiza pueden no tener continuidad temporal ya que puede grabar unas hoy y las próximas dentro de un período de tiempo más amplio. La imagen del “actor” de cine se vuelve móvil, es decir; transportable. La persona que interpreta no tiene que viajar con ella para que está aparezca. Contra quién se enfrenta la imagen del “actor” entonces, […] en última instancia con quien tiene que vérselas es con la masa.[2] Tal, se encargará de supervisarlo, darle valor a lo que hace, pero tal enfrentamiento no es directo pues recordemos que su imagen se vuelve móvil; la masa es algo que está pero no es visible, La invisibilidad d la masa incrementa la autoridad de la supervisión.[3] Para recuperar lo anterior; quizá por ello es que es tan importante la imagen que se tiene del filósofo fuera de los espacios que se le han asignado como propios, pareciera -como en el cine- que estamos ante la validación de la masa, como si los demás tuvieran que decir algo –aprobar, desaprobar- sobre los filósofos; ¿por qué no se piden justificaciones o se juzga la importancia de un médico, un abogado o un ingeniero?, la profesión es tan válida e importante como las demás, sólo que el “ejercicio” del filósofo nunca está limitado, siempre busca nuevas formas de aparecer, de irrumpir. Lo mismo pasa con su imagen, por eso podemos encontrar desde una playera que tenga la caricatura de Nietzsche ( http://laimagendelfilosofo.blogspot.mx/search/label/Atziri%20Servin y http://www.philosophersguild.com/Hello-Nietzsche-T-shirt.html) hasta una cerveza con slogan maquiavélico (http://www.youtube.com/watch?v=V3JWK2_qZf0 y http://laimagendelfilosofo.wordpress.com/tag/aura-carrillo/). A veces la imagen que tiene la filosofía es una y la que tienen el filósofo y la filósofa es otra. La primera, parece tener una imagen más respetada, tratada con sumo cuidado, pero la otra, la de las personas que desempeñan su “profesión” es ninguneada, desprestigiada o ignorada –en lo personal prefiero la última porque al menos tal concepción guarda la posibilidad de conocer la imagen del filósofo y de la filósofa (que también es muy distinta entre ambos)-. Una de las cosas que no se espera encontrar es que su imagen esté tan viva y fresca; viva porque sigue apareciendo y fresca porque encontramos gran cantidad de productos u apariciones alusivas al filósofo, que parecían impensables que existirán.
El cine sonoro nos da la posibilidad de visualizar y escuchar en cualquier lugar, lo que antes no habríamos siquiera concebido. La imagen captada por la cámara nos ofrece una fragmentación de la realidad pero con otro reacomodo, la realidad mostrada por la cámara cinematográfica se vuelve la más significativa de entre todas las demás representaciones que buscan mostrarla. El cine cumple su función social como arte en la medida que hace una representación del mundo circundante, y al mismo tiempo ofrece un campo de experimentación con lo inimaginable. Además, pone en evidencia la cotidianidad de nuestros actos y objetos más comunes, por medio de la cámara y sus accesorios.
El cine ofrece una especie de deslinde con el cliché que se ha producido en torno a la imagen del filósofo, una especie de vía alterna que parte mostrando la realidad de la vida de un filósofo –en el caso de la película acerca de Wittgenstein-, de una parte de la vida del filósofo –en el caso del filme Días de Nietzsche en Turín-, o el imaginario de lo que un filósofo hace o se preocupa por hacer en una sociedad –en el caso de la película Dogville-. El cine da un respiro de demarcarse de la imagen “contaminada” que se ha construido en torno al filósofo.
Aura, está bien difícil de leer así, como quedó, en letras negras sobre fondo blanco. Crees que puedas modificarlo.
ResponderEliminarSí lo modifico. Saludos.
EliminarEspero que así sea más legible. No sé porque no apareció como las demás publicaciones.
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